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Maria, la actual propietaria de la Casa Costinhas, nos recibe como viejos amigos y nos presenta su negocio familiar (que lo crearon y lo llevan sólo mujeres) que ya va por la quinta generación.

Los dulces conventuales de este espacio son los más famosos y tradicionales de Guimarães. Maria nos cuenta su historia con mucho cariño y orgullo.

Una familiar de Maria, monja en el Convento de Santa Clara (actual ayuntamiento de Guimarães) acogió a dos sobrinas huérfanas. Pero después de la implantación de la república en Portugal, ellas no podían vivir en el convento con su tía. Para no dejarlas solas en un mundo desconocido, decidió buscar una casa cerca del Convento de Santa Clara, que era donde se sentía verdaderamente bien.

En la Casa Costinhas – llamada así porque todas tenían el apellido “Costa” y eran conocidas como “las Costinhas” – nació un negocio que las ayudó a empezar una nueva vida. Con los conocimientos que habían traído del Convento de Santa Clara, y considerando que eran muy dotadas, empezaron haciendo los dulces conventuales que rápidamente ganaron fama en Guimarães.

Inicialmente, la Casa no estaba abierta al público y trabajaba mediante encargo, pero en 2007 todo cambió: ahora puedes entrar, sentarte y disfrutar de una Torta de Guimarães o un Toucinho-do-céu – las recetas originales se han mantenido y la Casa Costinhas es hoy un lugar emblemático en Guimarães, donde los dulces mantienen su autenticidad en la confección.

Más que un local turístico, Casa Costinhas es un lugar para visitar si deseas conocer los dulces típicamente “vimaranenses”.

Sugerencia Cool: En la Casa Costinhas encontramos reliquias del pasado. Entre ellas están fotografías y una caja usada en el inicio del negocio que una cliente tuvo el detalle de devolver.